domingo, 15 de abril de 2012

[KyuHae] "El chico del metro" -OneShot-

 El chico del metro
Aclaración: Este one shot está basado en una historia real, que leí en facebook que le pasó a una chica, y le pedí el permiso respectivo para hacer de su anécdota un one shot. Espero que lo disfruten y se puede decir que está dedicado a ella d1.


Era un día como cualquier otro, es decir: Un día de mierda. Iba cansado, con sueño y asqueado de ese olor de mierda que hay en los carriles del metro tren en hora punta durante la tarde, cuando todos vuelven a sus casas con una expresión de estar allá muy lejos, en otro sitio y oliendo a eso, a trabajo, a cansancio, a desilusión...
Desde mis auriculares sonaba una canción que realmente me encantaba Night Life de T-Mills, suspiré hondo rodeando con la mirada el interior de aquel viejo vagón, sólo veía rostros iguales, quizás hasta iguales al mío, a pesar de ser un chico de 17 años, durante esta horas todo el mundo parece tener sobre 50. Todo era plano, gris.
Hasta que lo vi.
Un chico sentado en el suelo del vagón, en un rincón, tenía el cabello liso, medianamente largo y oscuro. Vestía un polerón levemente ancho y debajo traía una camisa a cuadros, llevaba unos jeans negros y contra su pecho apretaba una mochila pequeña color negro con sus brazos. De por sí a primera mirada llamó mi atención, agudizando un poco vista para fijarme en sus facciones... tenía un rostro fino, una nariz perfecta y tenía los ojos cerrados, el chico dormitaba con sus rosáceos labios bien formados  medio abiertos.
Quedé simplemente embobado, sin poder quitarle la vista de encima, apoyado como estaba al lado de una puerta, casi de frente al misterioso chico, de pronto abrió los ojos con delicadeza, pestañeó un par de veces y siguió con la vista fija en el suelo, se veía... triste, débil, tristeza que me dieron ganas de abrazarlo fuerte y no soltarlo, de hacer que sonriera, ya que su sonrisa debía de ser igual de hermosa que él mismo.
No me consideraba homosexual, para nada, sin embargo fue algo casi mágico el ver a aquel chico ahí; algo causó en mí, algo especial, ese calor y el palpitar acelerado, ese "algo" que no me permitía dejar de mirarle, lo cual era fácil, ya que él jamás levantaba vista de sus pies.
Mientras le observaba pensé en cómo había dado un giro de 360° a mi habitual viaje, jamás imaginé que estaría tan... ¿obsesionado? con una persona que no conocía, que sólo veía a dos metros de distancia.
Me enamoré a primera vista.
Siempre pensé que el asunto de enamorarse iba en la otra persona, independientemente de su género, pero jamás lo había sentido por un chico, y mucho menos un desconocido.
Perdido en mis propios debates mentales sin percatarme de que el vagón se detuvo,  se abrió paso  un hombre a mi lado que me chocó, gracias a esto salí de mi ensimamiento para percatarme de que el chico aquel se levantó, no pude evitar dejar escapar una pequeña sonrisa, él era más bajo que yo, aunque se veía algo mayor debido a sus brazos, y era realmente más bello de lo que pude apreciar antes. Comenzó a caminar, hice una pequeña mueca, hasta que por el rabillo del ojo leí el nombre de la estación, era la propia, por lo que de último segundo pude salir del vagón, cerrándose instantáneamente las puertas tras de mí y con la respiración levemente agitada busque entre el mar de gente aquella cabellera azabache entre muchas otras, esa mochila con el pequeño pez payaso de peluche colgando, y creo que la vi por unos segundos, muy a lo lejos en la estación, entre el mar de gente, y sin embargo seguía resaltando para mí.

Aún algo afectado por esta experiencia hice el trayecto común de la estación a mi domicilio, sin poder dejar de pensar en él, en todo él, y recriminándome en mis dentros el no haberle hablado, pedido su nombre o al menos saber si se bajó allí porque vive cerca y lo vería todos los días o simplemente no le vería... jamás.
Al llegar a mi casa apagué el mp4 y dando un último suspiro posé la mano en la manilla, pero me detuve al escuchar voces, teníamos visitas, y eso era extraño ya que vivíamos sólo mi madre y yo; antes de poder abrir la puerta se abrió, era mi madre recibiéndome con una gran sonrisa.
- ¡KyuHyun! Qué bueno que ya llegas, pasa, pasa. -me saludó amable, yo sólo le dediqué una mirada con desconfianza, por lo general no era tan cálida conmigo, miré hacia la sala y pude ver una mujer de la edad de mi madre-.
- Hola.. Soy Cho Ky-- -me presentaba cuando le vi, estaba allí, sentado en el sofá de mi casa, mirando hacia un lado con el ceño fruncido, lucía aburrido, molesto, sin ganas de estar en ese lugar, sin siquiera imaginar la creciente felicidad que en mi interior crecía.
Era él, el chico del metro.
-          Qué es esa cara, oh, KyuHyun –llamó mi atención mi mamá, al ver que no reaccionaba presentó a sus invitados-. Ellos son Lee YunMin y Lee DongHae, su hijo, se mudaron a la casa de al lado hoy, DongHae-ah tiene más o menos tu edad, es algo tímido –rió algo nerviosa y sólo al se nombrado él miró a mi dirección-. Hace poco falleció el padre de DongHae por lo que está algo decaído aún ¿Por qué no van a tu habitación?
Mi corazón latía a mil por hora, mientras era seguido por DongHae, DongHae, DongHae... Hasta su nombre era lindo, Dios, mis manos sudaban, entramos a mi cuarto el cual estaba tan ordenado como de costumbre.
-          DongHae sshi… -le nombre dándole la espalda mientras buscaba algo inexistente en un cajón-.
-          Tú venías en el metro junto a mí –dijo de pronto, fue como si un golpe eléctrico atravesara mi espinazo-. ¿Te gusto?
-          Ah.. ¿Ah? –musité y apenas moviéndome me volteé, temeroso-.

Me volteé esperando encontrar su rostro enfadado o serio pero no, él sonreía mirándome tal como si de un infante se tratara, como si fuera una nueva atracción, sonriéndome sin preocupaciones, y tal como imaginé hacía un rato, su sonrisa era preciosa, la sonrisa que me volvió loco con sólo verla unos segundos, la sonrisa de DongHae, el chico del metro.
El chico del que me enamoré a primera vista.